Yo soy todo esto:

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Creo que me tomo demasiado en serio lo subjetivo. Y mis objetivos son tan irreales, que parecen subjetivos.

sábado, 21 de marzo de 2009

Tres Son Multitud

Imaginate cuatro...

La convivencia me resultó mucho más frustrante que lo que pensé. No había motivos para pelear, ni mucho menos para acabar la relación, como generalmente pasa cuando se conocen en este ámbito... El problema fue deshacerse de los vículos familiares en nuestra propia casa, y definir a estos como visitas. Dado que mi suegra no me molestaba, yo no me esmeraba en enojarme o sacarla del medio. Pero Agustina sí, cansada de vivir durante 23 años con una persona de muy poco confiar. En su historia de la madre de una adolescente, ella se encargaba de no dejarla salir de noche, de llevarla al colegio e ir a buscarla, de lavarle la ropa, cocinar y limpiar la casa para que ella no perdiera el tiempo que debía dedicarle a sus estudios. Alteraba el ambiente que Agustina ocupaba, desaprobándolo, insistiendo que no eran condiciones para estar. Abría las ventanas, hacía las camas, barría, y limpiaba el desorden que había alrededor de su hija, mientras ésta intentaba concentrarse en sus estudios. Ahora, que por fin ya no ocupaban la misma casa, mi suegra viene a hacer lo que supuestamente mi cónyuge no puede hacer. Y la solución la encontramos en la primera semana de convivencia: todo a su debido sorteo. Somos dos los que vivimos ahí, y nadie más.
Pero a esto entró el problema de mi viejo, que tenía la maldita costumbre de decime cosas en secreto, pero con la voz demasiado alta. Es así que, me aconsejaba que tuviera más sexo con Agustina, y que de vez en cuando diera una vuelta por los viejos pagos de la soltería, haciendo de mi noche un momento inolvidable. Todo esto era escuchado por ella, quién no se enojaba conmigo pero sí con mi viejo. Aunque ocultaba un ánimo tremendo para matarlo, ella siempre se quedaba callada, como que no era su culpa y que mis oidos no escucharían eso. Pero le creaba un sentimiento de duda.

Parecía estar todo bien, hasta que un buen día las cosas se fueron de nuestro control: Mi suegra escuchó a mi viejo cuando me "secreteaba" que le caía muy mal la señora esa que tanto cuidaba a Agustina. Como respuesta a ese comentario, ella contestó sarcásticamente, con miradas que iban desde abajo hacia arriba, con expresiones de estar viendo algo que el gato trajo de la calle. Mi viejo era muy directo para contestar, sin sarcasmos ni ironías, sin metáforas ni sentidos figurados. Era tan literal y mordaz que dolía. Agustina quiso defender a su madre, atacando a mi viejo. Yo quise defenderlo y se armó la podrida.

lunes, 16 de marzo de 2009

LIVING ON MY OWN by Sosa's Klan

Me puse a cantar esta canción la tarde del domingo 15. Mi prima Valeria (izquierda) quiso grabarlo para ver cómo quedaba. Claro, nos entuciasmamos y quisimos hacerlo un poco más producido. Le robé un saco negro a mi vieja y puse en mi hombro un moño de navidad, a falta de hombrera. Me afeité dejándome los bigotes, y me puse también una musculosa, que a pesar que no se nota, era bastante incómoda. Cuando nos disponíamos a empezar el rodaje, cayó mi viejo. IMAGINATE SI NOS VE A LOS TRES ASÍ. Corrimos al baño a sacarnos toda la fucking producción que tanto nos había costado hacer. ESTO NO PUEDE QUEDAR ASÍ. dijimos, y fuimos a la casa de Valeria a intentar y mejorar la actuación. Fue un cago de risa las primeras tres veces que vimos el video, y media hora después de terminado ya estabamos haciéndolo circular por toda la web.

Un concejo de la Producción: esperá a que termine de cargar.

Produced by Sosa's Klan Inc.

Freddie Mercury Darío Sosa

Gato derecha Laura Sosa

Gato Izquierda Valeria Sosa

Cámarografa Belén Sosa

Agradecimientos:

Florinda Reynoso (por bancar el ruido a las 10:oo pm)

Ernesto Sosa (por quedarse dormido y no venir a hinchar las pelotas)

Traducción Palmera Records LCD. Buenos Aires, Argentina.

sábado, 7 de marzo de 2009

Azul Cobalto

La última vez que la vi estaba cansada. Un poco más delgada, según ese recuerdo degradado por el tiempo. Vestía un saco de lana azul, de azul más cobalto que vi hasta ahora. Había cambiado el corte de pelo por uno más simple y liso. Yo estaba parado apoyado en el poste que le da nombres a las calles, entre Güemes e Yrigoyen. Siempre acompañada por amigos, simples compañeros o residentes del mismo camino a casa, y ahí estaba esperándola, con sa sonrisa que no se puede evitar. Ella me vio justo cuando alguien cruzaba entre los dos, y se acercó lentamente como para vivir el momento. De haber pensado un poco más en el reencuentro, podría haber hecho un escándalo de alegría. Pero la escena me encontró calmo, con mil pensamientos que no hacían uno y una sensación de regocijo que no me animé a materializar. Por ese motivo, nos saludamos como si nos hubiesemos visto ayer, y antes de ayer también. Las palabras eran las de siempre, las de antes. Cruzamos la calle y mientras caminábamos me hacía preguntas contínuamente, y yo estaba entre contestar y hacer mis propias preguntas. No nos alcanzaría el tiempo para seguir hablando y actualizar la vida del otro en nuestros registros. Pero era el momento de intentarlo, pese a quedarse con ganas de seguir hablando. Me contó sobre un ensayo que estaba escribiendo, una novela, posible Best Seller, sobre un hombre que no encontraba su pasado más remoto. El final avanza sobre un acontecimiento atrapante y cinematográfico.
Cuando tuvo que irse, traté de que se quedara unos minutos más, pero dado que ese era el último colectivo, me miró y dijo:-No puedo. En cualquier comento empieza a llover y me esperan en casa.-
Cuando cayeron las primeras gotas de esa tormenta aún estaba en el lugar donde me despedí de ella. Cuando llegué a mi casa ya estaba seco, ya era de día y el cielo estaba despejado. Pensé que no dije nada de lo que quise decir, y no le di lo que le quise dar. Tenía en mi mano una manifestación escrita de mi estado sentimental, una parodia de lo que pudo ser y una declaración de lo que quise en verdad. Todo en un sobre azul, el azul más cobalto que vi hasta ahora.

viernes, 6 de marzo de 2009

Ensayo excesivamente fresco....

Siempre creí que podía llorar, contar hasta diez y olvidarme por un tiempo el motivo de mi llanto. O bien, que podía estar enojado, respirar profundo y relajar mi seño, sacando ese enojo sin manifestarlo. Hay muchas cosas que aprendí antes de lograr esto. Por alguna razón, ya no puedo enojarme tan facilmente, y llorar me cuesta. Pero una vez que mi bronca se sale de control, o que la primera lágrima cae, es dificil volver a retomar las riendas. Hay que cruzar los métodos, respirando para retraer las lágrimas, y contando hasta diez para evitar destrozos.

Creo que las cosas son mucho más físicas y mecánicas que lo que se cree. Y de no ser así, creo que psicológicamente podemos hacerlo funcionar.