La última vez que la vi estaba cansada. Un poco más delgada, según ese recuerdo degradado por el tiempo. Vestía un saco de lana azul, de azul más cobalto que vi hasta ahora. Había cambiado el corte de pelo por uno más simple y liso. Yo estaba parado apoyado en el poste que le da nombres a las calles, entre Güemes e Yrigoyen. Siempre acompañada por amigos, simples compañeros o residentes del mismo camino a casa, y ahí estaba esperándola, con sa sonrisa que no se puede evitar. Ella me vio justo cuando alguien cruzaba entre los dos, y se acercó lentamente como para vivir el momento. De haber pensado un poco más en el reencuentro, podría haber hecho un escándalo de alegría. Pero la escena me encontró calmo, con mil pensamientos que no hacían uno y una sensación de regocijo que no me animé a materializar. Por ese motivo, nos saludamos como si nos hubiesemos visto ayer, y antes de ayer también. Las palabras eran las de siempre, las de antes. Cruzamos la calle y mientras caminábamos me hacía preguntas contínuamente, y yo estaba entre contestar y hacer mis propias preguntas. No nos alcanzaría el tiempo para seguir hablando y actualizar la vida del otro en nuestros registros. Pero era el momento de intentarlo, pese a quedarse con ganas de seguir hablando. Me contó sobre un ensayo que estaba escribiendo, una novela, posible Best Seller, sobre un hombre que no encontraba su pasado más remoto. El final avanza sobre un acontecimiento atrapante y cinematográfico.
Cuando tuvo que irse, traté de que se quedara unos minutos más, pero dado que ese era el último colectivo, me miró y dijo:-No puedo. En cualquier comento empieza a llover y me esperan en casa.-
Cuando cayeron las primeras gotas de esa tormenta aún estaba en el lugar donde me despedí de ella. Cuando llegué a mi casa ya estaba seco, ya era de día y el cielo estaba despejado. Pensé que no dije nada de lo que quise decir, y no le di lo que le quise dar. Tenía en mi mano una manifestación escrita de mi estado sentimental, una parodia de lo que pudo ser y una declaración de lo que quise en verdad. Todo en un sobre azul, el azul más cobalto que vi hasta ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario