Cada tanto, la sola necesidad de limpiar mi entorno me obliga a deshcerme de muchas cosas que, a la larga, solo van a molestar. Creo que debería empezar por las hojas escritas en inglés, recuerdo de la primera mujer que realmente me conmovio: Inés Sosa. Ya las sé de memoria, pero los recuerdo de ella se degrada un poco más por cada vez que los proyecto. No las había deshechado antes porque... me daba lástima separarme absolutamente de una personalidad tan sublime. Pero ahora sé... que esa persona se separó de mí hace mucho tiempo.
Las mejores cosas que guardo son las fotos de Claudia Flores. Es un asunto más difícil que el anterior, porque todavía podemos vernos y todavía la quiero... pero esta puta distancia, su estado en pareja, mi envidia por el quía y los fracasos reiterados me inmolan el ánimo... lo que lleva a hacerme dudar de mis sentimientos por ella. Por eso, ahora no hay foto que valga. Si no puedo estar bien con ella, no quiero nada. Puede parecer egoísta, incluso estúpido, pero creo que la disolución de vínculos amistosos me obligaría al paso del tiempo a olvidarme de lo mal que me siento cuando me acuerdo de ella... Creo que no soy el único que odia extrañar.
Hay que sustituir, pero creo que esa palabra no encaja en la descripción de mi idea: Solía tener una audiencia llena de infelices que no leían lo que escribía, pero dejaban un comentario mediocre digno de cualquier página de Fotolog. "Che, cómo andás? Todo bien? Paso, firmáme. jaja. XD. Chau!" ¿Qué carajo quiere decir eso? ¿Qué me tenés en cuenta? ¿Que soy tu amigo? A todos aquellos, si pudieran aprender a leer más de un párrafo, los mandaría a lavarse el culo con aguarrás. Y ahora esa audiencia se dedica pura y exclusivamente a sentirse localizados por un millar de boludos que creen tener amigos... Maldita mi suerte, no? Gracias a Dios, fui dotado por una crítica que, además de ser más linda de lo que se ve, tiene la facultad de hacerme saber que está ahí. Un fuerte aplauso para Grecia Aranda. Y quién sabe, Valentina Becker resultó ser más profesional que yo mismo, cosa que era imposible cuando reinaba mis ataques de vanidad... ¿o será egocentrismo? Valentina me inculcó prácticamente sin darse cuenta que las cosas no siempre tienen que ser como se las ve. Ahora me gustan las metáforas.
Como si yo fuese de la misma especie que él... nos identificamos por lo que leemos. Esa es la base del debate literario, ese es mi amigo Dardo. Oscar Wilde contra Edgar Allan Poe, Shakespeare contra Cervantes, García Márquez contra Vasconcelos.
Y quienes entran en las dos clasificaciones: lo que se desecha y lo que conseguí como nuevo: Carolina perez Quinteros. El desinterés que sentí de ella cuando nos vimos la última vez fue el primer paso para que esta relación apuntalada pierda equilibrio y se funda en solo una cantidad innumerables de recuerdos. Estas imágenes en mi cabeza requieren demasiada atención. Prefiero, mil veces, concentrarme en lo que Grecia, Valentina, o Julieta Avila me cuenten. No pretendo guardar más los vestigios de quien ya no sirve como antes, y a quien ya no le sirvo. Por otro lado, no sé si por culpa o gracias a la influencia de Carolina Pérez Quinteros, mi manera de ver el mundo cambió. Así como lo hizo valentina, pero de manera más tangible. Una me daba las ideas de cómo cambiar la naturaleza de las cosas, pero que la esencia sea la misma. La otra me obligó a describirla.
Definitivamente, la sociedad para mí sí va mejorando, en parte, mietras la otra parte se deshace en pedazos. ¿De qué lado estoy yo? Me caigo y me levanto....y me vuelvo a caer....
h