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Creo que me tomo demasiado en serio lo subjetivo. Y mis objetivos son tan irreales, que parecen subjetivos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Última Vez Que Te Escribo

Debería estar trabajando, pero para lo que me queda... Me dedico estos últimos momentos para modificar el futuro de otras personas sin tocar el mío, que ya lo tengo escrito y firmado.
Siempre, durante mis momentos de soledad, alcohol y depresión me puse a pensar en cómo se verían mis seres queridos en caso de morirme en la mejor de las muertes súbitas. La mejor noche de mi vida, la última y nadie me vería sonreir. Ya escucho un "Buenas noches y hasta mañana. Que descances", por lo bajo siento un "eternamente". Un velorio más o menos concurrido. Dos que me lloran y treinta y siete que los acompañan a tomar café. Dos que me recordarán y treinta y siete que ya no saben por qué están ahí. Estaría mi madre, mi padre, los tres hermanos que quedan vivos, mi novia...con su novio, mis amigos, que vienen a ver si tengo ganas de salir. Un par de vecinas, que están ahí para tener algo de qué hablar en el almacñen o la peluquería. Siempre deseé morirme para saber qué significo para ellos, y esta es la conclusión que saqué.
De mis pertenecias solo queda mi cama, que será manchada en sangre esta madrugada; mis discos de Queen, que ya tienen manos que los sostengan; y lo más importante para mí hoy...mi cuerpo, que ya está reservado para los gusanos de mi tierra. Nada de lo que dije que era mío lo es, excepto esas tres cosas. Y me doy cuenta de que nada tiene valor, ni vida útil. Mi cama será argumento para un asado el domingo que viene "en mi honor". Los discos de Queen serán rematados por dos porros y una vez fumados olvidados de la historia. Y mi cuerpo durará la eternidad que dura la supervivencia de los gusanos. ¿Qué hay sobre mi alma?
Siempre creí que el alma era solo una forma de garantizar mi comportamiento. Que es algo muy importante, y que si me portaba mal, se mancharía, y un alma sucia nadie quiere. Aunque no se vea, la gente se daría cuenta de eso, y yo sufriría así la indiferencia social. Eso me lo creí durante veinte años. Y hoy, a los veintiuno, mi alma está intacta. Nadie me puede reprochar nada. Viví para ellos toda mi vida, y hoy estoy muriendo por ellos también. Jamás me puse a pensar en recibir por dar, jamás. Pero son demasiadas veces las que dí, e inevitablemente veo superficialmente que...nada tengo. No quiero vivir una vida para mí, porque ya ni eso tengo. No puedo dedicarle mi vida a un hijo, porque tendría miedo de que se ponga en mi contra. Además, no tengo suficiente sabiduría para poder darle a él lo que necesita.
Por eso decidí dejar este sitio, para instalarme en otro. Maldito mi ego!!! Amo mi muerte tanto como amé la vida...antes de conocerla. Nos volveremos a ver algún día.

1 comentario:

Val dijo...

Tan cerca sentís la muerte? Cómo estás vos? En qué va lo que me contaste la última vez que chateamos?

Yo creo que el alma es lo que trasciende. Y tu recuerdo queda acá, rodeándonos, recordándote... al menos por un par de generaciones, hasta que nadie vuelva a mencionarte nunca más.

Por qué ahora sos Facundo Castro? Yo soy Valentina Becker Castro, pero en el documento sólo Becker. Y me confundió la primera vez que leí este nombre. Por qué te cambiás de nombres para el blog?